Inicio-Fin: Vilameá
Distancia: 1.600 metros
Recorrido: Circular
Dificultad: Baja-Media

Esta ruta tiene dos posibilidades, ya que al tratarse de una ruta circular, el punto de inicio y fin es el mismo. En el pueblo de Vilameá hay numerosos carteles que indican el lugar donde comienza la ruta. Una vez en el puente que marca el punto de inicio, uno puede emprender el camino por el margen derecho del río Vilameá o por el izquierdo.

La guía editada por la Xunta de Galicia recomienda comenzar la ruta por el margen izquierdo. Nosotros comenzamos por el margen derecho, aunque se trata de una ruta muy corta, el margen derecho tiene más dificultad que el izquierdo, y ya se sabe que cuando uno empieza andar siempre se tiene más energía al principio.

En esta ruta hay un total de doce molino, y en todos ellos consta el nombre, al igual que en la guía de la Xunta , lo que facilita su localización. Ahora bien a nosotros nos resulto imposible encontrar el numero doce, llamado Muíño do Pe de Luz, si lo encontráis no olvidéis decirme donde está.

Hay molinos en perfecto estado de conservación y otros más deteriorados, pero sin duda merece la pena curiosear un poco. En el margen derecho del río se encuentran siete molinos en total: Muíño do Pe de Luz, Muíño da Laixiña, Muíño da Sela I, Muíño da Sela II, Muíño do Cubo de Baixo, Muíño do Cubo do Meo y Muíño do Cubo de Riba.

Antes de llegar a un precioso puente de madera que cruza el río, hay un desvío que nos lleva al una albariza (se trata de una construcción de piedra de forma circular, realizada con el fin de resguardar las colmenas, que se encuentran en su interior, de posibles ataques de animales). El camino que nos conduce hasta la albariza es de dificultad alta, pero si hacéis la Ruta da Ermida do Xurés podéis ver la albariza con menor dificultad.

Una vez pasado el puente se encuentra el Muíño de Fulgueira do Meo, y subiendo por un camino al lado de este molino nos topamos con el Muíño da Fulgueira de Riba .

Continuando el trayecto nos topamos con el Muíño Novo, y ya no encontraremos los dos últimos molinos, Muíño do Tenro y Muíño da Ponte Nova, hasta el final de la ruta.

Pero el camino transcurre a lo largo del río, donde podréis encontrar una fuente y numerosas pozas de agua cristalina que invitan al baño, y que sin duda si vais en verano encontrareis a algún bañista disfrutando de sus aguas. No os olvidéis del bañador, merece la pena.